No busquemos culpables y vayamos tras la raíz del problema…
¿Sufres? Se lo que sientes. Esa sensación horrible también ha sido mi compañera de viaje. Conozco muy bien que es llegar la noche, cerrar los ojos, apoyar la cabeza en la almohada y en vez de anhelar un día mejor, desear que no exista un mañana. O levantarte como si jamás hubieses dormido, exhausto, sin importarte que ropa vas a ponerte, si está arrugada o planchada, si te queda bien…, si amaneció soleado o nublado, si hace frío o calor; ninguna de tantas cosas que parece importarle tanto al resto de personas, te importa. En esos momentos, nada tiene sentido. Solo deseas una cosa: que se detenga lo que sientes. De cualquier forma. Sigue leyendo